TEORÍA DE LA SELVA PISCINERA




¿ARAÑA? NO, GATO. – Ayer estuve pasando la tarde en una piscina municipal. Hacía mucho tiempo que no iba porque, en general, soy más de secano (entre otras cosas). El caso es que estuve fijándome en la fauna (nunca mejor dicho) que poblaba las instalaciones y tengo una teoría al respecto…

La teoría es que “CUANDO EL SER HUMANO VA A LA PISCINA, ADOPTA EL ROL DE UN ANIMAL”, sin excepción… ¿Y esto cómo se explica? Pues muy fácil, basta con fijarse un poquito en cómo cambia el comportamiento humano cuando hay más cantidad de piel de lo normal a la vista del resto de nuestros congéneres…




Lo normal, en principio, es que el ser humano, cuando va a la piscina, lo haga en manadas. Estas manadas se van dispersando por el espacio disponible pero, a diferencia de los animales, no suelen interactuar de forma tan natural, aunque sienten cierta confianza porque, a medida que la tarde avanza en la pradera, se van agrupando quedando a escasos centímetros unas de otras. Eso sí, siempre se dejan las pertenencias de valor en el centro para evitar hurtos… Menos a las crías, porque tienen una ley por la que éstas son cuidadas por el resto de grupos, ya que los miembros más jóvenes se mueven libremente a través de toda la pradera.

Entre los animales que podemos distinguir, nos encontramos con los siguientes:

– EL PAVO REAL: Este espécimen siempre está de pie. Hablando con los miembros de su manada mientras se da crema repetidamente en los pectorales y ríe de forma airosa para pavonearse ante el resto de manadas. Además, suele ir de guay, de líder, y mira el efecto de sus movimientos en el resto de mandas, sobre todo en los miembros femeninos, porque el pavo real suele ser macho y no va a bañarse, va a exhibirse.

– EL FLAMENCO ROSA: Aún siendo un flamenco, es el miembro femenino de alguna manada, normalmente compuesta por el propio flamenco y su pareja, la jirafa. El flamenco rosa va conjuntado en todos sus detalles de forma extremadamente perfecta, desde el color de las uñas hasta la pinza del pelo, pasando, por supuesto por su biquini y por su toalla Dolce&Gabbana… Además, el flamenco no lleva bolsa de playa, que es muy vulgar, lleva una bolsa de Purificación García y suele situarse a una distancia prudencial del resto de manadas, abandonando incluso la pradera, si no puede mantener esa distancia.

– LA JIRAFA: Normalmente pareja de un Flamenco Rosa, es un macho estirado, con la barba perfectamente cuidada, que suele ir a la sombra de su pareja diciéndole a todo que sí, y que el sitio que han elegido es perfecto. No se les oye.




– EL KOALA: Esta especie está repartida por toda la pradera y puede pertenecer a casi cualquier tipo de manada. Su función no es bañarse en la piscina, es pasar el mayor tiempo inconsciente tumbado en una toalla. No se mueve. En ocasiones intentará esconderse poniéndose una camiseta sobre la cabeza, pero nunca verás cómo lo hace, es para evitar rayos de sol fortuitos y que se vea cómo se le cae la baba.




– LAS MANTIS RELIGIOSAS: Suelen agruparse en manadas de varias hembras y se pasan la tarde observando al personal y criticando cualquier cosa que vean. Ellas nunca harían eso, ellas nunca irían así vestidas, ellas están muy delgadas, no como las otras… Si hay algún macho en la manada éste está anulado completamente, le mantienen con vida sólo para cargar con las bolsas y cuidar el nido mientras ellas disfrutan de la piscina.

– EL CARACOL: La familia caracol está formada por el padre, la madre y uno o más hijos. Esta especie se establece en la pradera con su casa a los hombros. Les falta la corriente eléctrica para que les den la cédula de habitabilidad, y se pasan allí desde que abren las instalaciones hasta que tienen que echarles porque van a cerrar.




– LAS HIENAS: Suele ser un grupo formado por hembras que se pasan la tarde susurrando y emitiendo ruidos a modo de risa nerviosa y escandalosa, pero que taladra los tímpanos de los más cercanos. Si hay algún miembro masculino entre sus filas, suelen ser lobos.

– LOS LOBOS: Los lobos siempre van en un grupo de mínimo tres miembros. Suelen llevar el cuerpo cubierto de tatuajes, llevar unas gafas de sol blancas enormes y moverse raro cuando andan, comunicándose a base de aullidos entre ellos.

– EL CAMALEÓN: Cuando descubres un camaleón, te preguntas cómo ha llegado hasta ahí. Suele estar cerca, muy cerca, pero no le ves y, cuando lo haces, sueles dar un pequeño bote de sorpresa. Si se ve descubierto, el camaleón mueve sus ojos hacia otro punto con una facilidad asombrosa, y comienza a buscar otra víctima.




– LOS OSITOS: Las manadas de los ositos están formadas por dos miembros, un macho y una hembra. Tampoco se bañan demasiado, como los koalas, pero en lugar de dormir, se pasan la tarde enganchados el uno al otro comiéndose los morros. No se tiene conocimiento de qué hacen cuando llegan a su guarida después de pasar el día en la piscina.

– EL CANGREJO: La manada del cangrejo está formada por un número indeterminado y variado de miembros. Los cangrejos son personas que vienen de piscinas lejanas y que no han sabido darse suficiente crema ni adaptarse al clima continental. Les distinguirás porque sabes que su piel era blanca como la leche… hasta ahora, que se ha vuelto rojo volcán…

Bueno, pues en el rato que estuve observando, estos son los roles que pude distinguir de forma clara… Y me pregunto… ¿qué rol adquirí yo?

Creo que el búho, a la sombrita y mirando con los ojos como platos cómo interactuaban cada uno de los miembros de cada manada…




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