TEORÍA DEL AJO AMNÉSICO
AJO, AJOOOOOO, AJOOOOOOOOOO… – En estas fechas pasadas de recogimiento, paz y amor pasamos más tiempo del habitual en compañía de hermanos, primos, tíos y demás personas que, por una cosa u otra, se parecen a nosotros más de lo que desearíamos.
Muchos de estos familiares han tenido a bien traer seres pequeñitos a este mundo, seres que, cuando llegan, lo hacen vacíos y que lo único que tienen es una tremenda curiosidad por todo lo que les rodea y que están deseando recibir estímulos para llenar de información ese smartphone que llamamos cerebro.
En mi caso, estas navidades he conocido a un sobrino de primo hermano (me encanta ese parentesco, lo voy a escribir otra vez: sobrino de primo hermano) y me he dado cuenta de algo que les pasa a los niños cuando van creciendo.
Por supuesto, tengo una teoría al respecto: “LOS NIÑOS OLVIDAN SU INFANCIA PARA RESPETAR DESPUÉS A SUS MAYORES”.
Y lo digo con conocimiento de causa, que no suelo exponer teorías a la ligera…
Y es que, como digo siempre, la naturaleza es sabia y si recordáramos nuestros primeros años, no tendríamos ningún respeto por nuestros, padres, abuelos y tíos…
He podido comprobar como casi todos los miembros de la familia se plantaban delante de la criatura a decirle cosas tan inteligentes como “Ajo, ajoooooooo” o “Cuchi, cuchi, cuchi…” o “Cucuuuuuu, ¡tras!, Cucuuuuu, ¡tras!”… y claro, imaginad que creciéramos recordando estos episodios…
Cuando uno de nuestros mayores nos dijera “¡Estudia!, ¡qué no vas a ser nada en la vida!” nosotros lo recordaríamos y, con el dedo corazón hacia arriba le diríamos: “Cucuuuuu, ¡tras!”.
Más nos valdría que de pequeños nos dijeran algo como: “Banco malo, banco malo…” o “Preferentes caca, preferentes caca…”, seguro que así no perderíamos la memoria… ni los ahorros…